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sábado, 30 de julio de 2011

XXV




Mis ojos se van apagando,
menguan todos los días.
Fallezco de a poco cuando
en realidad debería
vivir de a mucho.
Devorar bocanadas de luz
y de paz; deshacerme
del hastío que se vuelve
la constante. 
Mis ojos se van extinguiendo;
pero mis ideas, mi corazón
siguen siendo nítidos aún
más allá del último ocaso
que pueda admirar.

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