Solía creer que no había imposibles,
que existían buenas intenciones,
incluso en el más desequilibrado de
los actos.
Solía tener fe, en cosas increíbles,
en aquello que no se ve, pero que
crees percibir con los ojos del alma.
Ahora mismo, me pregunto sí existe
el alma, sí acaso no he perdido todos
mis años en nada, en la utopía a la
que ya le perdí la pista...
Y todo es porque ni yo creo en lo
que solía creer, que a la vuelta de
la esquina estaba el querer, el amor,
la empatía, la dulzura...
y tantas maravillas más.
Yo solía ser alguien mas.