Y mira...
Mira como mantengo los ojos en alto
y la espalda erguida.
Tanto desconsuelo me ha servido
para fortalecer mi espíritu que
fue tan maltratado por los sinsabores
a los que me arrojaste.
Y siente...
Siente como lo imposible se
vuelve real en un cuerpo que
yacía sin vida, me he levantado
de entre los muertos, he unido
uno a uno los pedazos de mi ser
para para seas tocado por mi dolor.
Y escucha...
Escucha como una boca sin lengua
pronuncia palabras desconocidas
que sólo tu podrías entender,
porque nadie más que tú sabe
lo que hiciste de mí.
Y prueba...
Prueba el sabor de la derrota,
cuando uno a uno los deseos
son pisoteados y vueltos a la
modorra de lo inasequible.
¿Cuál es el gusto de la derrota,
sí la saboreas de unos labios marchitos?
Y aspira...
Aspira aquel campo plagado de
árboles frutales para alimentarte,
que se ha convertido en un moribundo
desierto, sin vida, sólo polvo
de tus difuntos aspirarás.
de tus difuntos aspirarás.
E intuye...
Intuye tu final, ante mis ojos
que se mantienen en alto.
Profesa ante tu altar personal, la
fe de la que has hecho alarde,
¿sabe tu Dios de lo que eres capaz?