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sábado, 11 de junio de 2011

EL AVE


El ala rota, fue el inicio de la historia, aunque a quien se quiere engañar cuando se trata de una majestuosa ave, acostumbrada a las alturas, a los retos, a que nada le detenga ni el clima más inclemente, nada.Un accidente causado, para que las manos amables, fueran capaces de recoger bajo su amparo al herido.
Manos que proporcionaron calor, curación, alivio. Sin embargo, si el ave quiso ser atrapada en su regazo, fue sencillamente porque así lo decidió, no había motivos para esperar la compasión ajena; pero así lo buscó. Le vio desde las cumbres y le eligió para ser quien le sanara.
Para alguien acostumbrado a volar hasta el cenit, esto no podía durar demasiado, en cuanto su ala se recupero, aun con todo lo bien que se sentía en su nuevo hogar, las cúspides le llamaron de nuevo, y así voló lejos de quien consuelo y amor le proporcionó.
En las noches, que se posa a descansar en alguna altitud, recuerda las palabras, que las manos amorosas le hacían sentir: donde está tu tesoro, ahí está tu corazón, donde está tu corazón ahí está tu hogar.
Aun lejos, sabe a donde pertenece.

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