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domingo, 27 de febrero de 2011

VI

Es tiempo de abrir mis brazos, y soltar las
palomas que han anidado en mi seno.
No se puede restringir a lo que tiene alas
para volar e ir a conocer destinos distantes.

Es imposible contener el agua entre las manos,
ella debe volver a su constante caudal,
llegar al lago de donde ha sido tomada y
encontrar su camino al inmenso mar.

Las semillas que no han sido utilizadas
para germinar en la tierra fértil, porque
han quedado encapsuladas en lo árido,
deben tener la oportunidad de florecer.

Hay tanto que no se puede retener,
así mismo son las promesas que se hacen,
y sobreviven añorando ser cumplidas,
ellas han de ser liberadas.

Así las palomas, el agua, las semillas,
descubrirán por si mismas el destino
que hay en las promesas por cumplir.

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