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lunes, 7 de febrero de 2011

Ella

Ella diría que a la gente buena
tarde o temprano le suceden
cosas buenas, ella tenía la 
cualidad de ver las cosas 
a través de vitrales de colores.
Conocía al derecho y al revés
los finales reales y alternos 
de las historias que veía
en la televisión, reía, lloraba,
se enojaba, todo a la vez.
Nunca creyó convertirse 
en una caricatura de si misma.
Ni siquiera en un personaje de
esas historias que tanto le 
encantaba mirar, sino en una
caricatura; te cae el yunque
encima, te levantas como 
acordeón, luego te aplasta
el piano, sales en medio 
de las teclas, luego una caja
fuerte te hace polvo, y abres
la puerta y emerges tambaleante.
Eso decía, eso contaba;
hubiera querido decirle que 
a la gente buena si le pasan
cosas buenas, pero no, no
he tenido oportunidad de
hacerlo, porque los sucesos
no me ayudan en nada. 
Me gustaría mostrarle 
que los sueños se cumplen,
que en algún punto, en algún
momento, a pesar de lo malo
hay en un sitio una luz que te
indica que todo lo pasado,
lo vivido, lo sufrido; vale la pena.
En medio de tantas personas,
que se convierten en personajes,
en la maraña de hechos reales
o producto de la imaginación
desbordada de un buen escritor,
así se encuentra, así se siente.
Quisiera hablar con el guionista,
decirle que aunque nunca me 
ha gustado ser protagonista, 
hacerle saber que es tiempo que
algo suceda, porque `ella´,
que no es otra más que `yo´, 
persiste expectante.
Al final todas las cosas están
bien, si no, no es el final.
Conozco los finales...









1 comentario:

  1. Una identificación plena entre quien es y quien escribe... Felicidades

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