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miércoles, 19 de enero de 2011

Confrontación

Aceptar lo inaceptable.
Pero que puedes hacer
si no depende de ti.
Alguien juega a los
dados contigo.
Un juego de azar
en el cual no puedes
marcar las cartas.


Como principio de
vida tienes no creer
en el destino, no confiar
en las coincidencias, a pesar
de todo, sabes que nada
ocurre por casualidad.
Y sin embargo no sabes
ni entiendes por qué
o para qué.


El mundo, la vida te
traga, te absorbe;
te vuelve nada,
quieres creer, quieres amar
quieres soñar, pero...


En que puedes confiar, si
cada vez sucede algo peor.
Y aunque en tono de sorna
te encanta sostener cuando
ocurre algo caótico:
pudo ser peor.


Pero después de lo peor
aun hay más.
Quieres, pero ya no puedes,
entre el querer y el poder
se marca la diferencia,
y aun así el corazón marchito
da sus últimos latidos;
pero te defiendes como gato
boca arriba, porque reconoces
lo que te esta pasando.


Quizá es demasiado tarde
pero le temes a los imposibles.
Ni hablar, ésto así es.
Lees a Bukowski,
en
Los mejores de la raza,
te identificas plenamente
con aquellos que aceptan
como es y por los que bebe
esta noche.


Pero tú no bebes, sólo los
miras, te observas y no
te gusta nada lo que ves;
ni lo que sientes,
porque el dolor ha vuelto,
el dolor: la constante.


Las lágrimas de hiel
que queman al contacto
con el aire, y aun así
persistes, porque aun
queriendo no puedes
correr, no puedes escapar
ni negar lo que sientes.
Se necesita ser valiente,
para estar entre los mejores.

1 comentario:

  1. El dolor... un término que no todos pueden definir, esa definición que solo aquellos que la han vivido conocen...

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