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jueves, 16 de diciembre de 2010

UN CUENTO ANTIGUO

Prologo


Hace muchos años, escribí un cuento, estaba en la escuela, en el bachillerato para ser exacta, debí tener un poquito más de 16 años, época en la que pensaba que era de otro planeta, 1994...y lo sigo pensando. El caso es que mi cuento fue bien calificado por la maestra de literatura, supongo que fue porque pocos o nadie más se tomo el tiempo de hacer algo más de una hoja, lo redacté en un cuaderno pequeño, en cuya pasta había una pareja de niñitos muy lindos, vestidos de manera antigua, fueron bastantes hojas, es que eran hojas chicas. Después lo transcribí en una de esas máquinas de escribir, donde te lastimabas los dedos horriblemente, si dabas mal el teclazo, y no se diga si te equivocabas, echabas a perder toda la bendita hoja, y aunque no eran perfectos mis escritos, me ayudó bastante el hecho de haber tomado gustosa y obligatoriamente tres años consecutivos de mecanografía en la secundaria. Voy a intentar, reescribir aquí y ahora aquel cuento, con lo que recuerdo, con menos faltas de ortografía...con lo que en esencia es. 
Hoy que es un día difícil, como hace mucho no me sucedía, hoy que nada parece que pueda ir bien, hoy... que me hace falta un ángel.


ÁNGEL


La historia que ha continuación voy a relatar, como puede ser verídica, puede ser una gran mentira; sin embargo deseo que obsequie una grata enseñanza. No se sabe con exactitud cuando sucedió, como podría ser un siglo, pudiese estar sucediendo en este preciso momento.
Existe un lugar, más allá de las nubes, a una distancia infinita, un hermoso reino, donde el rencor, la avaricia, no tienen cabida, ese lugar al que me refiero es el mágico mundo de los sueños, donde habitan los ángeles, es la antesala para ingresar al reino de Dios.
En la casa de los ángeles, hay muchos seres, pero en especial voy a referirme a uno de ellos, su nombre es Ángel. Él al darse cuenta de los problemas existentes en la tierra, decidió bajar en su forma humana (me gustaría señalar que los ángeles son una especie de vapor que se encuentran a nuestro alrededor, pero sin sentir lo que nosotros percibimos, en cambio Ángel, al ser humano iba a sentirse exactamente como cualquier persona). Al pisar por primera vez la tierra, él sintió una especie de vértigo, el país al que llegó no tiene importancia. Era para él, muy triste pensar que un mundo tan lindo, estuviera siendo destruido por sus propios habitantes, todo por los resentimientos entre los hombres, estaba muy interesado en aprender de los sentimientos y debilidades de los humanos, la primera persona con la que tuvo contacto fue un anciano:
-Buenos días-
-Buenos días hijo, ¿eres nuevo por aquí?-
-Si, en realidad soy una especie de forastero, vengo de lejos, muy lejos-
-No es necesario que me digas de donde vienes, tienes familia por aquí-
-No, como ya le dije soy un fuereño, no conozco a nadie, la primera persona con la que he hablado es Usted-
-Debes estar cansado, acompáñame a mi casa, para tomar una taza de chocolate-
-Una taza de chocolate-
-Si, no me digas que no sabes lo que es. Pero no importa, te va a gustar.-
El anciano cuyo nombre era Faustino, habló sobre su vida, mientras iban a su casa, había sido marino en sus años mozos, pero tuvo la mala suerte de perder una pierna en un accidente, así que no le quedó más que retirarse, luego se dedicó a la carpintería, oficio que le había enseñado su padre.
El hogar del hombre, era realmente pintoresca, típica casita del campo, con un barandal de madera en su color natural, alrededor de ella, había grandes árboles, pululaban vatios patos, gansos y hasta algunas gallinas. Al entrar a la casa se observaban hermosos muebles hechos por anciano.
-¡Que hermosa casa tiene!-
-Gracias muchacho, ¿oye cuál es tu nombre?-
-Ángel-
-Tu nombre va de acuerdo contigo, son pocas las personas que se interesan en un viejo como yo-
-No diga eso, es muy interesante charlar con Usted.-
-No, no toda la gente piensa como tú, yo tengo un hijo, vive en la ciudad, no viene a visitarme porque le aburro terriblemente.-
-Pues su hijo, don Faustino, no sabe que tiene un padre maravilloso, que darían muchas personas seguramente por tener un padre como Usted.-
-No tienes ni media hora de conocerme, y hablas con tal convencimiento, que pareciera que me conoces de mucho tiempo.-
-Tal vez lo conozco, más de lo que cree...-
-Anda...ya pues...vamos a tomar el chocolate.-
El hombre continuó platicando sobre su vida, se había casado muy joven, con una mujer muy linda, pero al nacer su hijo, ella falleció.
Desde ese momento se dedicó en cuerpo y alma al cuidado de su pequeño, al principio era un niño muy cariñoso con él, pero al ir creciendo se convirtió en una persona huraño, y se avergonzaba de su origen humilde, y por ende de su padre.
-¿Cómo pudo ser posible?-
-Pues...ya ves. parece ser que mi hijo aun sigue avergonzándose de mi, de mi humilde oficio.-
-Parece ser que es uno de los problemas de las personas: avergonzarse de donde provienen.-
-No creas, no toda la gente es igual.-
-Si, eso creo. Usted es una buena persona, sin conocerme, me ha abierto las puertas de su casa, creo que deben ser pocos los que confían en un extraño, y le ofrecen su ayuda al que lo requiere.-
-No, no soy nadie especial, sólo es que me has simpatizado.-
-Don Faustino, es momento de retirarme, muchas gracias por conversar conmigo, he aprendido mucho. Por cierto: ¡estaba delicioso el chocolate!-
-Al contrario, Ángel, estaba muy aburrido, casi no hablo con nadie, me gustaría que mi hijo se pareciera cuando menos un poquito a ti, pero eso sería pedir un milagro. Que te vaya bien muchacho.-
Al cabo de unos días, alguien tocaba la puerta de la casa de Faustino:
-Soy yo, Federico.-
-Hijo mío, que gusto me da verte.-
-Si papá, de pronto me he dado cuenta  de que te necesito y te he tenido muy abandonado, espero me perdones por mi soberbia, eres lo más importante que tengo en la vida.-
-¡Dios mío! Se ha hecho el milagro...¿sería un verdadero ángel?.-
-¿De qué hablas padre?-
-Nada mijo, nada...-
Mientras tanto Ángel, con una alegría inmensa en su corazón celeste, por haber logrado realizar su primera obra buena, usando la capacidad divina y su porte de humano, ya que hizo que Federico se diera cuenta que su padre era un ser maravilloso, y el chico empezó a sentirse sumamente orgulloso por su padre, por su lucha constante, por no dejarse vencer por la muerte de su madre, ni por la perdida de su extremidad.
-Buenas noches.-
-Buenas.-
-Disculpe señora, me podría regalar un vaso con agua.-
-Junto a la llave hay un vaso, toma la que quieras.-
-Gracias.-
-No eres de aquí, verdad?.-
-No, no lo soy.-
-A mí no me gustan los extranjeros, son holgazanes, viven del prójimo.-
-No todos somos así
A ver tú, que es lo que haces, a que te dedicas, ¿cómo te ganas el sustento?-
-Eh...yo...-
-Ya vez, eres igual que todos.-
-Gracias por el agua, ¿podría hacer algo por Usted?-
-No acepto ayuda de desconocidos.-
-¿Por qué es tan desconfiada?-
-Porque todos buscan obtener provecho de los demás.-
-No, no es así. Habemos personas desinteresadas.-
-Creo que eres demasiado joven para saberlo.-
-La experiencia no se basa en los años, sino en los conocimientos adquiridos.-
-Hablas igual que mi hijo Luis.-
-¿En donde se encuentra él?-
-Murió-
-Cuanto lo siento-
-Nadie lo siente como yo, él era la luz de mis ojos, Al verte y escucharte hablar, me lo has recordado, él era un muchacho lleno de vida, alegre, optimista, y tenía mucha fe en las personas, así como tú.-
-¿De que falleció?-
-Murió de tuberculosis, fue una agonía muy larga, él nunca perdió la ilusión, a mí me destrozaba el alma verlo morir cada día un poco más.-
-Ahora comprendo la tristeza que hay en Usted.-
-No sé por qué te cuento todo esto. Ni siquiera sé tu nombre.-
-Soy Ángel, quizá le he inspirado un poco de confianza.-
-He hablado mucho y no he terminado de hacer la cena.-
-¿Tiene Usted más hijos?-
-Si, uno más...-
-Me parece que lo dice de un modo muy despreocupado.-
-Nada me importa desde que murió mijo, no salgo de la casa desde entonces, ni al panteón fui. No me importa ni mi esposo, ni ese muchacho.
-No diga eso por favor, su esposo y su otro hijo están vivos, algo bueno debe haber en ello. Entiendo lo duro de la muerte, de la perdida, pero...-
-Ángel, yo sólo vivo por costumbre.-
-Puedo percibir, que aunque aparentemente tenga esposo e hijo, algo le hace falta, sin embargo es irremediable; fue la voluntad de Dios, llevarse a su hijo, cosas incomprensibles...si lo sé, pero aun en eso existe un sentido, que a los sentidos humanos es imposible de conocer. Si dejamos la soberbia, el coraje, permitimos que El Padre nos transporte en sus brazos, enjuague nuestras lágrimas y cure nuestras heridas, podríamos entender mucho más.-
-Es muy sencillo hablar sin haberlo vivido, mira! ahí viene la mujer que se encarga de los quehaceres.
-Es hora de retirarme, un gusto conocerle, gracias.-
-Adiós.-
Esa misma noche, la mujer tuvo un sueño: vio a su hijo fallecido, caminando entre nubes, y le dijo: Madre, estoy bien, no te dejes morir, enlazate a la vida, porque papá y mi hermanito te necesitan; esto no tiene nada de malo, es un no lugar hermoso. Me ha dado un gusto enorme que platicarás con Ángel, él es un ángel. Ella le contestó: llévame contigo, yo no quiero, no puedo seguir aquí...Aun no es tu tiempo. Posó un beso en su frente y se diluyó.
-Ella despertó sobresaltada, con los ojos rasos de lágrimas, esbozó media sonrisa y dijo:
-¿Con que un ángel?-
Desde esa noche, su actitud empezó a mejorar, sabiendo que su amado niño estaba bien, que en algún momento partiría a donde se encontraba su hijo, y que debía hacerlo sentir orgulloso de la vida que podía llevar.
Nuestro buen amigo, siguió con su senda, sumamente contento, porque había solicitado un permiso especial para que esa madre, pudiera platicar durante el sueño con su amado hijo, porque tenía la certeza que la calidad de vida de esa familia iba a cambiar.
Continuó conociendo personas, que le daban vida a las historias de las que estamos llenos todos. Su tiempo en la tierra, se le terminaba, su última experiencia humana, fue en un poblado sumamente grande, eligió una casa muy lujosa para terminar con su exploración.
-Buen día, señora, ¿me permite pasar?-
-Si, claro, qué es lo que vienes a empeñar?-
-A empeñar? No, yo no vengo a eso-
-Entonces sal de aquí rápido, no me quites el tiempo-
-Disculpe, no deseo molestarla, sólo quiero ver si le puedo ayudar en algo para gáname algo de comer-
-Bien! Barre el frente de la casa-
-Gracias-
-¿Te llamas?
-Ángel-
-Muy bien, yo soy la señora Emilia, toma la escoba y ponte a barrer-
Él inicio a realizar la labor, y salían y entraban de la casa, algunas iban a empeñar algún objeto, otras, intentaban negociar dando un poco de lo que debían, Ángel alcanzó a escuchara dos personas que salían:
-Esa vieja es una ladrona-
-Si, ya lo sé, yo vine hace un mes a que me prestara a cambio de mi reloj, me dio una miseria y ahora dice que me dio más, y no quiere devolverme el reloj-
Esas personas se alejaron sumamente molestas, Ángel terminó de barrer y entró a la casa, la mujer le dijo:
-Ve a la cocina, y dile a la sirvienta que te dé leche y un pan, que lo mando yo-
-Una pregunta, ¿por qué hablan mal de Usted, las personas que salen de aquí?-
-Porque son unos muertos de hambre, malagradecidos, me vienen a empeñar chucherías y quieren que yo les preste más dinero del que valen sus baratijas-
-Alguien dijo que cobra más de lo que les presta-
-Son unos mentirosos, yo sólo cobro lo justo, incluyendo los intereses, pero nada más lo que es, y a todo esto, ¿por qué estás molestando con esas cosas, a ti, qué te importa?-
-Sólo le puedo decir, que de nada sirve ganar el mundo si pierde su alma, adiós, ojala lo pueda entender-
Ángel se dio cuenta que no siempre es posible, ablandar los corazones, que existe en la naturaleza humana tanto la inclinación hacía el bien, como para el mal, que es una cuestión de albedrío, rogó mucho porque esa anciana entendiera lo malo de sus acciones, sin perder la esperanza, supo que era el momento de regresar.
En la vida, se va cargando con mucho equipaje innecesario, con dolores que nosotros mismos generamos, tristezas que si bien tienen razones de existir, también nos muestran que el sol nos ilumina, nos da calor y su bendición. Nada es casualidad, nada ocurre por azar. Quizá un buen ángel esté cerca de ti, estrecha su mano, escucha su corazón antes de que salga de tu presencia.

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