Me fui una mañana sin avisar.
Ni yo misma lo esperaba.
Son de esas cosas que
simplemente suceden.
Esperabas como siempre
verme en el mismo sitio inmóvil
pendiente y presa de tu sonrisa...
o quizá no lo esperabas
porque es tanta la costumbre
de tener a alguien perpetuamente
que se da por hecho que
se estará en el mismo lugar.
Me fui y ni yo misma
me di por enterada.
De pronto me vi viajando
con mis pocas cosas en un atado
de esos que llevan los vagabundos
hecho de tela de mil bolitas.
Deje de tener ante mi vista
los lugares comunes y conocidos
camine sin pausa en sentido inverso
a todo lo que tú me significas.
Aún cuando la lejanía es
con cada paso mucho mas grande,
deseo con el alma que en una
de las vueltas del camino te vea
de pronto iluminando todo con
tu sonrisa.