Hay un sueño que tengo muy
presente: el abismo que se
abre profundo y oscuro.
Sin embargo no había en mí
ni pizca de recelo o duda.
Poseía la confianza plena
de lanzarme a él, me llamaba.
Recuerdo que no lo hice
porque no iba sola, me acompañaban
unas personas, creo que eran unos niños,
y no quise dejarlos en medio del barranco.
Hay momentos, en los que desearía
estando despierta, que el abismo
se presentará y me invitará de
nueva cuenta a mimetizarme con él.
Sin miedo, sin pasado, sin futuro.
En presente: sólo él y yo.
Pero aún con temor, quizá mi sino
no es lanzarme.
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