Extraño la suave brisa
que anunciaba tu presencia,
aquel sonido inaudible
que eran tus pasos
sobre una mullida alfombra
de hojas secas.
Extraño el dulce
toque de tus manos,
la mirada profunda
e infinita que se posaba
sobre cada uno de mis sueños.
Extraño los labios
que guardaban el secreto,
que compartías conmigo.