Deseo escribir algo, se supone hoy lo debo hacer.
Pero tengo mis ideas como una hoja en blanco
en un blanco demasiado blanco, casi tanto como
el vino blanco (que en realidad es transparente)
que estoy bebiendo. Y dicen que
cuando Dios cierra una puerta, abre una ventana,
que no hay mal que dure cien años o tonto que
lo aguante, existen ocasiones en las que pongo
en duda todo esto. Hay cosas que quisiera hacer
y no las hago, las dejo como para un mejor día,
y a veces las dejo para una mejor
reencarnación...claro, sí creyera en ello. Aún con
todo, el velo de color rosa no se me caído del todo
de mis ojos, creo que sí doy con lo adecuado puedo
creer, pero el caso es que no sé si lograre encontrar
con el punto exacto, en la intersección precisa que
me dé el norte para poder creer. Ahora mismo me
debato en una situación, en la cual sé que no debo
entrometerme de modo alguno, no leer, no ver:
NO... NADA. Y eso se debe a que lo asemejo a vasijas
con cobras dentro, cualquiera de ellas, aun cuando
fuese al azar mi elección, todas tiene la serpiente
esperando a envenarme no sólo el cuerpo, sino
también lo que me queda sano en mi alma.
Digamos que prefiero creer que el alma, es como
el hígado, es decir, que tienen la similitud entre ellos
de regeneración,con un trocito que este sano,
entonces el organismo puede seguir viviendo
y se recupera...
Voila!!
He escrito algo y además he caído en la cuenta que
mi alma-hígado, se regenera y creo en ello...
Creo en ello.
Se ha terminado
el vino blanco transparente,
mañana será otro día...
No!! Ya es otro día.
Y todo, vuelve triplicado.