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viernes, 29 de abril de 2011

XI


Quisiera tejer con mis manos, una suave frazada que te proteja de las tristezas diarias.
Quisiera envolver tu suave piel con el tacto fino de mi cuerpo,  para transmitirte mi calidez aun cuando sientas que tu corazón ha sido herido.
Quisiera decir la palabra correcta, como el conjuro mágico para despertarte del largo letargo.
Quisiera que tus ojos vacilantes y tímidos reflejaran el poder maravilloso de la ilusión que se plasma en una realidad.
Quiero que creas de nueva cuenta en tu hada, que sólo anhela que seas feliz.

martes, 26 de abril de 2011

X

Me es difícil no tener miedo.
Hay un sueño que tengo muy
presente: el abismo que se
abre profundo y oscuro.
Sin embargo no había en mí
ni pizca de recelo o duda.


Poseía la confianza plena
de lanzarme a él, me llamaba.
Recuerdo que no lo hice
porque no iba sola, me acompañaban
unas personas, creo que eran unos niños,
y no quise dejarlos en medio del barranco.


Hay momentos, en los que desearía
estando despierta, que el abismo
se presentará y me invitará de
nueva cuenta a mimetizarme con él.
Sin miedo, sin pasado, sin futuro.
En presente: sólo él y yo.


Pero aún con temor, quizá mi sino
no es lanzarme.

lunes, 25 de abril de 2011

ENCOMIENDA

Cuando los recursos parecían agotarse,
la fuente se colma. 

Pongo en sus trinos mi amor, mi entrega.


Que el sonido de sus cantos llegue a ti, 
que inunde tu ser.


Que una y otra vez, proclamen
que te amo.


Que mi deseo liberado se encamine 
al sendero de tu  alma. 



sábado, 16 de abril de 2011

SOMETHING TO BELIEVE IN

Tropiezo, no con objetos o
con alguna piedra como dice el refrán.
Trastabillo con algo intangible, no se ve pero se siente;
no se toca, pero se percibe.
Colisiono ante la lejanía, y esas
palabras que a veces hieren
y en otras ocasiones confunden.
  Tropiezo. 
Pero si caigo, me levanto:
no voy a a negar jamás lo que siento.
Lo prometo.




lunes, 11 de abril de 2011

LA PROMESA

¿Vas a volver? 

Lo juro.

Camino despacio por la playa, observo detenidamente como mis pies sin calzado se marcan en la blanca arena.
Lo recuerdo como si fuera ayer, un dèjá vu con las mismas emociones, y sensaciones, pienso y vuelvo a pensar, y más que usar la cabeza, lo que termino usando es mi corazón que me remonta y no me abandona.
Viro mi rostro y veo como es el camino que he ido trazando con mis huellas, es tarde, ya falta muy poco para el ocaso, es como la cita a la que se sabe que se ha de acudir diligentemente, lo que se intenta aplazar, pero al final ha de llegar sin retraso alguno, en su tiempo, en su momento.
La brisa acude presta, algo sucede, porque el clima no es el habitual para esta temporada y mucho menos para éste lugar, el mismo viento se confabula para portar mis sentimientos, posee el encanto de estremecer todo mi cuerpo.
Miro como se mueve mi pálido atuendo al caminar, como se mece la suave manta al compás de mis propios pies, como roza el ras de la falda en mis pantorrillas, la blusa ligera es como la paloma que bate sus alas sin peso, con toda libertad, en la cadencia de la promesa.
Los eslabones se han ido entrelazando para formar una colosal cadena, este aire que aspiro, es el mismo que alguna vez ha sido tuyo, esta arena que está bajo mi cuerpo, es la que en alguna oportunidad tú mismo marcaste, aun cuando sé que he de ir a donde es preciso, también sé que no ha ocurrido por casualidad y en realidad, sabes que nunca he creído en el azar.
Contemplo el inmenso mar, y me permito acercarme a recibir las caricias de las olas, sólo un poco, lo suficiente para sentir y vivir la experiencia de ser uno, con el todo.
Retomo mi senda por la arena, gozo al ver y sentir, como mis pasos quedan allí, en la ribera que alguna vez recorriste y recorrerás tú.
Los últimos rayos de sol, traspasan al mismo universo.
Respiro, vivo, transito, experimento mi propio y particular camino.
En el horizonte los últimos destellos del astro, prometen que volverá.
Son mis huellas las que atisbo.

¿Vas a volver?

He vuelto.
Abril de todos los años.


sábado, 9 de abril de 2011

IX

Sí por dejar de mirar
el mal desapareciera;
sí así fuera voltearía el rostro.
Sí por no conocer el pasado
los hechos se borrarán.
Sí el dolor se volviera
nada con fingir que no existe;
sí con cerrar los ojos lograra
internarme en otro lugar,
en otro tiempo y espacio distante.
Sí así fuera mantendría
mis ojos cerrados,
mi rostro viraría
en sentido contrario,
pero perdería la oportunidad
de percibir que para que el bien
persista, hemos de reconocer el mal.
Que para que haya fe,
hay que conocer el dolor,
que aquí y ahora es 
lo único que poseo.


No hay dolor más grande que  negar lo que se siente; sin embargo:
el mejor día para estar bien es hoy.