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martes, 11 de octubre de 2011

XXXVlll


Llena y vacía a la vez.
Diáfana y preñada 
como la runa blanca.
La nada tan amplia
y tan vasta.
Brilla por sí misma
y opaca el infinito.
Alguna vez resplandeció
la esperanza,
cobijo a la nada y 
le obsequio 
otro matiz.
Todo fue un sueño.
He despertado:
no hay nada más.




1 comentario:

  1. Muchas veces tenemos que agradecer que hayamos despertado en vez de seguir soñando la misma pesadilla.

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